He recibido una llamada de la Pulga, Olga, Betty y Shego con la que me hacen saber que estás en el lugar que nos inició en esta comunión de la vida que hoy no acaba con tu muerte. Aún cuando faltan pocas horas, sigues en tu San Juan verde nilo donde siempre estuviste, donde siempre estarás; en ese escenario en que tu vocación de maestro cambió nuestras vidas, allí donde sólo con mirarnos reconocías que estábamos en problemas y, presto, con tus consejos nos acudías; en esas aulas donde te reconocimos como el maestro de la física, que por cierto la sentimos tan familiar y tan nuestra. Más tarde, unos meses luego, te reconocimos como maestro de la vida, por ello, cada vez que volvíamos te buscábamos en ese “lugar común” y allí estabas con tu maletín repleto de esperanza y paciencia inacabables; cuantas veces se abrió y, con ello, cuantas veces nuestro tránsito de la fantasía a la realidad se hizo más fácil, cuántas veces el tiempo que mágicamente alargabas nos quedó corto, pero ahí no más extendías la cita: “en la noche … en la esquina, en la plaza seguimos la charla”, y allí estabas. Date cuenta “Mushita” sólo ha cambiado el lugar, ahora el escenario en donde nos escuchas ya no es material como la física, ahora cual ironía, está más allá, es metafísico, es más amplio, no estés triste, ahora, tu apostolado, tu maestría ya no la ejerces en este mundo, ahora estás en todo lado, como quisiste estarlo siempre, con todos tus alumnos, escuchándolos. Si ya no te vemos en el colegio es que, simplemente, llegó la hora de salida; si no te vemos en la plaza, en la noche, simplemente, nosotros llegamos tarde y tú, sin rencor, doblaste la esquina, de seguro, pensando “será para otro día”. No te preocupes, como la canción de Frampton que tanto te gustaba – Show me the way – cuando te pedimos que nos mostraras el camino, lo hiciste y ¡vaya que sí!, mira desde donde ahora te recordamos, a donde hemos llegado. Ahora, en cada mirada a nuestra vida, te vivimos y vives con nosotros ¡qué gran compañía!
Deseaba enviarte este mail, pero no tengo tu cuenta, nunca la tuve, nunca fue necesaria, menos ahora, tu amistad no fue ni será compatible con esas cosas, tenía lo suficiente, fuertes abrazos, compañía, consejos y buenos deseos. Gracias mil “Mushita”.
¡Hasta mañana profe! … ya no en las aulas, ya no en esa esquina, usted sabe dónde, nosotros no.
Sus alumnos … por usted, hoy unidos, por siempre.
27 de noviembre de 2009
domingo, 3 de enero de 2010
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2 comentarios:
el Profe fue un excelente profesor nos aconsejo y nos marco con sus consejos, gracias LUSATO
es hermoso ver que tanta gente queria y admiraba a mi padre y eso mi familia y yo jamas lo olvidaremos grande fue mi padre y grande es su vacio pero siempre presente conmigo ♥
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